Descubrí mi vocación entre los pasillos de la Universidad Central del Este, donde mi viaje como médico comenzó en 2008. Fueron años de formar la base sólida sobre la que hoy se asienta mi práctica médica. La cirugía general me abrió los ojos a la complejidad y la belleza de la curación, en el Hospital Luis Eduardo Aybar desde 2015 hasta 2017, donde cada procedimiento era una promesa de mejoría.
Pero fue en el arte de la cirugía plástica y estética donde encontré mi verdadero llamado. En el Hospital Salvador Bienvenido Gautier, de 2017 a 2021, mi carrera tomó un vuelo hacia la transformación, no solo de cuerpos, sino de vidas. Y cada vida que toco con mis manos, cada sonrisa que nace de un cambio deseado, es la mayor de las satisfacciones.
Mis manos, instrumentos de mi voluntad, se han convertido en pinceles con los que pinto esperanzas y dibujo sonrisas. Y es a través de ellas que siento la bendición de poder crear, de hacer arte con el bisturí y transformar no solo imágenes en el espejo, sino perspectivas de vida.
La felicidad que veo en quienes confían en mí es lo que me impulsa a levantarme cada día, a seguir aprendiendo, a continuar perfeccionándome. Es mi deber cumplido, es el reflejo de la vocación que me hace humana y me conecta con cada paciente.
Bendigo mis manos cada día y la vocación que me impulsa, porque es a través de este don que Dios me permite ser parte de historias de cambio y éxito. Cada cirugía, cada consulta, cada decisión está imbuida de una humanidad que trasciende lo ordinario y se convierte en extraordinario.
Soy la Dra. Ana Cristina Carpio Morla, cirujana plástica, reconstructiva y estética, y este es mi compromiso: seguir llevando adelante esta misión que combina ciencia, arte y humanidad.